conciertos

Interpol + Blonde Redhead (Barcelona, 9-11-2007)

Era la primera vez que veía a Interpol en concierto. Ganas no me faltaban, de hecho organizamos un viaje a Bruselas hace unos añitos con la excusa de verlos en directo, si bien al final no conseguimos entradas. Al menos el viaje valió mucho la pena. La cuestión es que al ver que venían a Barcelona me dije a mí mismo que esta vez no me los podía perder. Y así fue. Estamos hablando de una de las bandas que, disco tras disco, confirman que mi pequeña obsesión inicial -allá por 2001- estaba más que justificada, materializándose nuevamente este año con Our love to admire (Capitol, 2007). Y es que en los tres álbumes que tienen en el mercado hay pequeñas bellezas que a uno le hacen latir el corazón cada vez que las escucha.

Pero hablemos primero de los teloneros, los Blonde Redhead, que acompañarán a Interpol durante toda su gira Europea. La formación está compuesta por Kazu Makino (teclados y voces) y los hermanos Amedeo F. Pace (guitarra y voces) y Simone N. Pace (batería). Era la segunda vez que los veía en concierto, si bien en su actuación en el pasado Primavera Sound, por la tarde y con un calor sofocante, no pude apreciarlo debidamente sus canciones. En esta ocasión fue todo lo contrario, sonaron muy bien y lograron concentrar toda mi atención en cada uno de los temas que interpretaron. Su repertorio fue casi todo de su último trabajo, 23 (4AD, 2007), del que hay que destacar S.W. y el intenso clímax que lograron en vivo. Últimamente no paro de escucharles, su concierto ha hecho mella y cada vez me gusta más su último trabajo.

Después de una pequeña espera salieron Interpol al escenario, con la magnifica portada del disco proyectada a sus espaldas y sonando las primeras notas de Pioneer to the falls. El concierto fue una gozada, repasando disco a disco sus mejores canciones. Así, tras la siempre genial Obstacle 1 del Turn on the bright lights (Matador, 2002) llegaron Narc y C’mere del Antics (Matador, 2004). Toda la sala ya tenía una enorme sonrisa en su rostro. De su último disco presentaron la tranquila Pace is the trick, que nos permitió coger aire y respirar profundamente. A continuación vino Say hello to the angels y otra vuelta a Our love to admire con uno de sus mejores temas, Mammoth. No I in threesome ocupó su lugar antes de Slow hands, con una gran reacción del público. Llegados a este punto, un servidor estaba totalmente convencido de que el coste de la entrada ya había valido la pena. Pero es que acto seguido con Rest my chemistry (mi preferida del último álbum) ya no sabía ni dónde ponerme. Otro de mis momentos favoritos fue cuando, debido a un pequeño problema en la batería, iniciaron (supongo que para ganar tiempo) Lighthouse. Impresionante escucharla en directo. Y si llegan a tocar Evil y The Heinrich maneuver, podríamos estar hablando de un setlist casi perfecto.

Después de una pequeña espera salieron Interpol al escenario, con la magnifica portada del disco proyectada a sus espaldas y sonando las primeras notas de Pioneer to the falls. El concierto fue una gozada, repasando disco a disco sus mejores canciones. Así, tras la siempre genial Obstacle 1 del Turn on the bright lights (Matador, 2002) llegaron Narc y C’mere del Antics (Matador, 2004). Toda la sala ya tenía una enorme sonrisa en su rostro. De su último disco presentaron la tranquila Pace is the trick, que nos permitió coger aire y respirar profundamente. A continuación vino Say hello to the angels y otra vuelta a Our love to admire con uno de sus mejores temas, Mammoth. No I in threesome ocupó su lugar antes de Slow hands, con una gran reacción del público. Llegados a este punto, un servidor estaba totalmente convencido de que el coste de la entrada ya había valido la pena. Pero es que acto seguido con Rest my chemistry (mi preferida del último álbum) ya no sabía ni dónde ponerme. Otro de mis momentos favoritos fue cuando, debido a un pequeño problema en la batería, iniciaron (supongo que para ganar tiempo) Lighthouse. Impresionante escucharla en directo. Y si llegan a tocar Evil y The Heinrich maneuver, podríamos estar hablando de un setlist casi perfecto.

Con la explosiva Not even jail se despidieron momentáneamente, para regresar con unos bises espectaculares, rescatados todos de su disco debut. Primero fue NYC y después Stella was a diver and she was always down. Aún recuerdo cómo me emocioné al escuchar la parte de “Stella, Stella, Oh Stella”, algo realmente hermoso. Y para cerrar el show nada menos que PDA, que logró que el público se volviera loco nada más escuchar las primeras notas. Un gran concierto de un grupo que, apoyándose en la oscuridad y en la puesta en escena de su directo, hace que su música conecte a base de golpes de melancolía en los corazones de todos los presentes. Sin duda otra de esas formaciones que no hay que perderse en directo

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