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El mismo cielo: primeras impresiones

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La serie alemana dirigida por Oliver Hirschbiegel (nominado al Oscar por El hundimiento) recrea la historia real de los agentes Romeo, espías que la policía secreta de la Stasi de Alemania Oriental envió a Occidente.

Aquellos Romeos, dirigidos por Markus Wolf, se encargaban durante la Guerra Fría – ya desde los años 50- de seducir a las secretarias que trabajaban en Bonn y engañarlas para que les entregaran secretos. Más de 30 de aquellas mujeres, muchos años después, fueron posteriormente procesadas por espionaje después de la caída del Muro. En otros casos la historia acababa en tragedia, como Norma, secretaria de un cónsul francés, que acabó suicidándose. La serie se sitúa, así, en el verano de 1974, cuando el canciller alemán Willy Brandt se ve obligado a dimitir por el caso Guillaume y el Watergate tiene a Nixon contra las cuerdas, mientras Alemania entera vive la euforia del Mundial de Fútbol que acoge la República Federal. La Guerra Fría se cuela por todas partes. Berlín se divide, pero el cielo es el mismo en ambos lados de la ciudad. En Occidente, la “tierra de la tentación”. En el este, el “paraíso socialista”.

La idea de la serie partió del productor Jan Mojto, tras el enorme éxito de la formidable La vida de los otros, Oscar a mejor película extranjera en 2005. Para ello convenció a Oliver Hirschbiegel, con quien ya trabajó en El Hundimiento y a Paula Milne, prestigiosa guionista y escritora británica. Milne tenía amplia experiencia en series de televisión como La mujer del ministro y películas como Soñé con África y Endgame, y, pese a su nacionalidad, no era ajena a Alemania, ya que fue responsable del drama Die Kinder (El niño) para la BBC1, en 1990.  Para ella, Der gleiche Himmel/The Same Sky “es una historia sobre gente normal que se encuentra viviendo en una época fuera de lo común y se ven obligados a tomar decisiones a las que ninguno nos enfrentaríamos hoy día. (…) Yo no doy las respuestas, sólo planteo las cuestiones”.

La serie nos transporta de forma fiable al Berlín de 1974, con un guión coherente y una dirección impecable, sin perder un ápice de la tensión que la trama necesita. El descubrimiento de una estación de escucha de la desaparecida Stasi en las afueras de Berlín- “una incubadora de paranoia y el espionaje”– contribuyó a reforzar el guión que Milne se encontraba escribiendo. La ambientación de la serie- muy conseguida, desde los automóviles de la época a los edificios, hasta la misma música- era esencial,  ya que, según cuenta el mismo director, lo principal era conseguir que la audiencia reconociera de inmediato si está en el Este o en el Oeste. Según ha contado el mismo Hirschbiegel- que fue un miembro de la juventud del Partido Comunista y creó viajes de “amistad” para reunirse con sus homólogos de Alemania del Este – recrear el Berlín Oriental era incluso más fácil, ya que disponía de áreas de bloques de viviendas prefabricadas, incluso en la zona de Praga, donde también rodó gran parte de la serie. “He creado mi propia Kurfürstendamm [una avenida principal en Berlín]” comentaba recientemente. En definitiva, para el director era importante no hacer de la historia “ni hermosa ni un documental en blanco y negro.”

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