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[Crónica] Tequila (Madrid, 24/11/21)

La formación liderada por Ariel Rot y Alejo Stivel se despide de los escenarios con un concierto para el recuerdo en el WiZink Center

Ariel Rot y Alejo Stivel, durante el concierto de despedida de Tequila. Foto: Óscar Lafox / Wizink Center

Pues sí, a la tercera fue la vencida. Tequila planificaron una gira de despedida que se cerraría por todo lo alto el 20 de marzo del pasado año en el WiZink Center de Madrid, pero la pandemia y el confinamiento lo impidió, trasladando la celebración al 23 de septiembre de 2021. La cita cambiaría de fecha nuevamente debido a las restricciones aún vigentes y finalmente fue el miércoles 24 de noviembre cuando Ariel Rot y Alejo Stivel dijeron adiós a un público que, ahora sí, pudo estar de pie y bailar durante la actuación. Y es que hubiera sido extraño y hasta molesto escuchar Salta!!! y tantas otras canciones del grupo atornillado a una silla de plástico. No fue el caso, ya decimos, y aunque sí se mantuvo y respetó la obligatoriedad de llevar colocada la mascarilla, el concierto cumplió con el objetivo que se habían marcado los dos únicos miembros fundadores de la banda cuando planearon el tour: montar una fiesta del copón.

Y así fue, qué duda cabe. Desde el comienzo con Rock and roll en la plaza del puebloMira esa chica o Matrícula de honor, el sexteto compuesto por Stivel, Rot, Martín Laudecina (guitarra), David Salvador (bajo), Lucas Piedra (batería) y el ubicuo Luis Prado (teclado) se lanzó a morder con una propuesta deudora de Chuck Berry, los Stones y multitud de figuras de similar ralea. Rocanrol de toda la vida, sin cortapisas: riffs contundentes y pegajosos, coros por doquier, un piano que rezuma aromas a New Orleans, letras que hablan de chicas, parrandas, escapismo, libertad. Sólo El barco, transcurridos los primeros compases de la actuación, rebajó las revoluciones y mudó durante unos minutos el rock por el reggae.

La noche volvió a acelerar el ritmo con la más o menos reciente Yo quería ser normal, crecida sobre el escenario hasta límites insospechados, una infalible Quiero besarte y Yo era un animal, escogida de la carrera en solitario de Stivel. En el capítulo de versiones y dedicatorias tocó rescatar a Moris, con un Sábado noche al que puso voz Rot, y Sui Generis, la emblemática banda argentina encabezada por Charly García y Nito Mestre a la que rindieron homenaje con Mr. Jones o pequeña semblanza de una familia tipo americana. También habría que incluir aquí la revisión del Mucho mejor de Los Rodríguez, momento en el que Dani Martín se unió a la banda para rematar la faena e interpretar con más pena que gloria Nena y Que el tiempo no te cambie al alimón con Stivel.

Para el cierre quedaron Dime que me quieresMe vuelvo loco y Salta!!!, traca final que puso al WiZink nuevamente patas arriba e inundó la pista y las gradas de vítores y aplausos. Y fin. Se acabó. Pero ojo: si alguna noche Tequila deciden volver, aquí no ha pasado nada. Miren a Miguel Ríos, que este año ha editado nuevo disco a sus 77 tacos tras la sonada despedida de 2011 y que, para más inri, a las pocas semanas publicaba otra composición inédita bautizada Hola Ríos, hello en donde canta y escribe que «aquella gira de despedida me convirtió en embustero por vida, pero no pude aguantar las ganas de oíros cantar». Tequila son desde hace lustros parte importante de la cultura de nuestro país, pero ahora, con la presumible retirada de los escenarios y el imbatible ascenso que la jubilación (o defunción) proporciona en esto de la música, certifican definitivamente su ingreso en el olimpo del rock and roll en español, latinoamericano o como quieran llamarlo. Bienvenidos.

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