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[Crónica] Primera Persona (CCCB, Barcelona, 08-09/05/2015)

El ciclo Primera Persona, organizado este fin de semana en el CCCB de Barcelona, podría pasar por un microfestival por su reducida pero llamativa oferta musical, pero la programación de charlas y exposiciones varias sobre diversos temas le da un cariz multidisciplinar que va mucho más allá. Subdividido en cuatro sesiones repartidas en dos días, el apartado musical del ciclo arrancó el pasado viernes por la tarde con la actuación de la cantante y guitarrista francesa Laetitia Sadier, que cerraba un primer bloque en el que, entre otras cosas, se habló de sexo con Amarna Milner y otros actores y actrices porno, además de escuchar al guionista de The Wire y novelista Richard Price soltando verdades como puños.

Laetitia Sadier (11)Rp

Durante la década de los 90 Sadier lideró la banda Stereolab, fundada en Londres junto a su pareja Tim Gane, y que en la práctica pervivió hasta el final de su relación, en 2002, coincidiendo con la trágica y accidental muerte de otra de sus componentes, la australiana Mery Hansen. Difícilmente etiquetables, pero absolutamente imprescindibles para entender el pop alternativo de los últimos 25 años, Stereolab le dan todavía fama y caché a Sadier, que ha sabido reciclarse en otro tipo de artista distinto con respecto a aquélla, pero sin perder el sello inconfundible de su lenguaje musical. La propuesta que presentó el viernes fue sencilla: basada en la misma lírica que usaba en Stereolab, ahora solitaria en el escenario con una guitarra que acariciaba con su particular afinación, con un puntito siempre mágico, para nada convencional y hasta siniestro, además de unos efectos y combinaciones melódicas – siempre muy reconocibles – que refuerzan el halo pre-sicodélico y de inocencia que siempre ha envuelto sus partituras.

Laetitia Sadier (13)Rp

A través de piezas como Butter Side Up, Between Earth and Heaven o The Milk, parecía proponer viajes a lugares que no existen, pero que puedes moldear a tu antojo solo con dejarte llevar y usando un poco de imaginación. Es verdad que por momentos las líneas vocales y melódicas parecen un tanto aleatorias, incluso caóticas, pero suelen conducir a buen puerto, y siempre respetan sus propias escalas y reglas internas, estipuladas y estampadas en copia única dentro de la cabeza de la francesa. Con el pelo corto a lo chico y una presencia más que acostumbrada a los escenarios más exigentes, me recordó una vez más a Brenda Chenowith, de A dos metros bajo tierra, incluso artísticamente: inteligente, atrevida y completamente distinta a lo convencional; tanto que hasta roza la contraculturalidad con una actitud de pasmosa dignidad. Como primera ración musical del ciclo no estuvo nada mal, pero el plato fuerte del certamen llegaría al día siguiente, servido de la mano del dúo británico Sleaford Mods, que debutaba en directo en Barcelona.

Sleaford Mods (11)Rp

Andrew Fearn y Jason Williamson forman una banda bastante peculiar. Tanto en su puesta en escena como en su propuesta musical, se manifiestan en una suerte de dualidad antagónica y Sleaford Mods (40)Rpcomplementaria, que da como resultado una mezcla explosiva, corrosiva y arrojadiza. Originarios de Nottingham, y nuevos abanderados de la voz proletaria más rabiosa y combativa, combinan bases programadas por Fearn de post-punk, enlatado, angosto y puntiagudo, con el torrente letrista de Williamson en forma de rap abrupto, escupido y atropellado en su propia enajenación temperamental. En el escenario éste último se aferra al micro, grita versos de pocas rimas y mucha tralla, y empieza a segregar sudor y verdades a partes iguales, hasta quedar completamente empapado de su propio discurso. Mientras tanto, Fearn se dedica a darle al play a la base al principio de cada tema, y a observar impasible a su compañero el resto del mismo mientras bebe cerveza tranquilamente, se balancea ligeramente y saca fotos con su móvil al público.

Su actuación del sábado duró apenas una hora, pero es tiempo más que suficiente para entender cuál y cómo es el mensaje y el lenguaje  Sleaford Mods (81)Rpde esta banda. Irreverentes, afilados, y representantes de alguna manera de lo desagradable, de lo incómodo. Por la forma de arte que practican, podrían ser como ese garabato de rotulador, pintado a mala leche, que añade bigote, rabo y cuernos a las fotos en blanco y negro de los periódicos. El grito necesario, el insulto catalizador y catártico hacia los de arriba. Williamson ha confesado odiar a Noel Gallagher como a cualquier elemento de esa élite política que ha exprimido a su país en las últimas décadas. La suya no ha sido hasta ahora una carrera musical pingüe, ni muchísimo menos; pero a partir de ahora empezarán a codearse con la élite musical de Inglaterra, y esperemos que se dediquen a collejear a la peña como han hecho hasta ahora: es el chute de contestación que faltaba en un panorama musical internacional que, en general, le ha dado la espalda a las cuestiones sociales como ninguna otra generación de artistas lo había hecho.

 

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