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Crónica: Madee (Moby Dick Club, Madrid, 11-04-2014)

Llegas a casa, te haces una tortilla, pinchas el vinilo del Orion’s Belt (BCore, 2004) de Madee que acabas de comprar en el concierto de su vuelta a los escenarios, te abres una cerveza y te pones a escribir la crónica. Éste es un buen plan para la madrugada del viernes, quizás no el mejor, pero sí uno bueno.

Pero vamos a empezar por lo malo, no por lo bueno. Vamos a empezar preguntándoos, chicos de Madee, por qué había un cartel de “queda terminantemente prohibido utilizar dispositivos de grabación de audio y vídeo durante el concierto” y por qué habéis echado para atrás los pases de fotógrafo que previamente habían sido confirmados… Chicos, ¿no os dais cuenta de que los que nos dedicamos a ésto os podemos sacar mucho más guapos que los que os retratan con los móviles? ¿Que en un concierto es imposible prohibir hacer fotos con el móvil? ¿Que entre el público se han visto hasta cámaras de fotos híbridas pegándoos flashazos en la cara y os han grabado decenas de vídeos? ¿Que el “tres primeras sin flash” funciona muy bien y al día siguiente tienes entre cinco y diez buenas fotos hechas por profesionales que os van a ayudar en las labores de promoción? En fin. Desde luego no ha sido la mejor decisión de la noche y por ello me voy a negar a ilustrar este artículo con otra foto cogida de Internet y lo voy a hacer con la única instantánea que he podido capturar hoy de Madee de forma absolutamente legal y permitida, la de vuestro vinilo girando en mi plato.

 Madee @ Moby Dick 11 abr 2014

En otro orden de cosas, y hablando de lo que se tiene que hablar en la crónica de un concierto, el de hoy ha sido un muy buen concierto. La sala Moby Dick, llena hasta la zona del merchandising, ha acogido con ganas y ha cantando prácticamente todos los temas de la banda catalana que, hinchados sus miembros, ha vuelto a la vida después de siete años de inactividad discográfica. La conexión entre el grupo y el público ha sido total y, superado el -a veces frío- comienzo de un recital y algún que otro problema técnico como la rotura del pedal del bombo en el segundo tema, ha llegado a momentos de clímax muy a la altura de la calidad musical de sus trabajos de estudio. Una tras otra han sonado piezas obligadas como las preciosas Jinniyah o The Wounded, la cargante Alnitak, o la recién editada Age Of Ruin (muy bien traída por hablar de la precaria situación de la industria musical actual, pese a haberse empezado a escribir en 2008) Por lo demás, pocos peros. La voz de Ramón y los coros han sonado potentes, las tres guitarras que había sobre el escenario, limpias y nítidas aunque un poco comidas por el bajo (sí, un bajo comiéndose tres guitarras…) y la batería se ha sentido contundente aunque un poco enlatada en ocasiones. Los mejores momentos de la noche han llegado, como no podía ser de otra manera, a la hora de los bises sonando sus temas más apoteósicos y bien paridos: Ghost, Transference #2 u Orion’s Belt con la que han cerrado en la cumbre, muy en la cumbre.

Y así las cosas, la experiencia ha terminado con una sensación agridulce por el incidente de las prohibiciones absurdas pero en la retina también quedará impreso el regreso a la actividad de una gran banda que parece volver a estar en forma y de la que esperamos nuevos trabajos y nuevos conciertos. De momento sólo hay uno más confirmado el próximo 26 de abril en La [2] de Apolo de Barcelona para el que aun quedan entradas y que no os deberíais perder, amigos catalanes. Además así podréis comprobar en persona si vuelven a meter la pata antes de regalar un concierto estupendo y especial.

Autor: Antonio Carralón

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