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[Crónica] Lagartija Nick (Málaga, 21/07/20)

La banda granadina presentó en el patio del Museo de Málaga su último disco, 'Los cielos cabizbajos'

El grupo, en un momento de la actuación. Foto: Alberto Fernández-Baca

Al igual que ya ocurriera con discos como Su o el ahora incontestable Omega que grabaron a mediados de los noventa junto a Enrique Morente, la última publicación hasta la fecha de Lagartija Nick, Los cielos cabizbajos, obtendrá una mayor visibilidad y reconocimiento en décadas venideras: sucede a veces con las obras mayúsculas. Y esta lo es. En ella se recoge el legado del periodista, escritor y músico Jesús Arias, artista total fallecido en 2015 a los 52 años cuando trabajaba en un «poema sinfónico, desbordante, creativo y analítico que rinde homenaje a aquellas ciudades devastadas desde el cielo por el odio y el salvajismo más desolador». Antonio Arias, con la asistencia del pianista David Montañés y el resto de componentes de Lagartija Nick, estudió y desarrolló durante un lustro la labor inacabada de su hermano, encomiable tarea cristalizada el pasado año en un álbum que comienza su andadura manchado de sangre pero que, abrazado a las víctimas, consigue plantar la bandera del afecto y la compasión entre tanta barbarie.

Y aunque estos cielos tristones se alzaron protagonistas en la actuación que la banda granadina ofreció ayer en el patio del Palacio de la Aduana dentro del ciclo Música y Museos, el repertorio, centrado en su mayoría en el aquí y ahora, también picoteó de una producción discográfica que roza ya las tres décadas desde que colocara su primera piedra en el camino; un periplo en donde el grupo, a través de sus diferentes formaciones, ha transitado por el punk, el rock, el pop o la mecánica mística y electrónica del experimental Val del Omar (1998).

La feliz comparecencia de Antonio Arias (voz y bajo), Juan Codorniú (guitarra), Mar Pareja (guitarra), Eric Jiménez (batería) y JJ Machuca (teclados) se saldó con la interpretación de casi una veintena de temas en donde primó una estimulante y, a ratos, anfetamínica electricidad. Buenos días HiroshimaEuropa ÍoAcción reacciónSarajevo o Somalia, piezas que ponen de manifiesto el carácter netamente emocional del reciente material, se acompañaron anoche de una notable representación de Crimen, sabotaje y creación —disco que pasó prácticamente inadvertido, claro, tras su edición en 2017— compuesta por Mapa de CanadáAgonía, agoníaEl teatro bajo la arenaEuropa, EuropaExilio La leyenda de los Hermanos Quero, narración que evoca a los cuatro guerrilleros granadinos que tuvieron en jaque a las autoridades de la ciudad a lo largo de los años cuarenta operando desde el Albaicín y el Sacromonte.

El temario de la noche se completó con SatéliteEstratosferaNuevo HarlemStrummer / Lorca —relato que da cuenta de la expedición que el carismático líder de los Clash emprendió junto a Jesús Arias con el propósito de localizar los restos del poeta en Víznar— y una Ciudad sin sueño que anticipa los festejos por el cuarto de siglo que cumplirá Omega la próxima temporada; sin Morente, lástima, pero con unos Lagartija Nick aún retumbantes en pleno siglo veintiuno.

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