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[Crónica] Crowded House (Madrid, 03/07/22)

El concierto de Crowded House el pasado sábado en Madrid, dentro de la edición 2022 de Noches del Botánico, tenía una carga simbólica añadida. Era el último, después de un largo aplazamiento de dos años debido a la pandemia, de su gira europea, la primera que la banda australiana-neozelandesa acometía por primera vez en diez años.

Después de un entretenido avance de Liam Finn y sus dos hijos- que ya apuntan maneras para convertirse en la tercera generación de Crowded House– la banda neozelandesa abrió con uno de sus himnos más optimistas, Distant Sun, demostrando desde el primer momento que es un grupo que todavía tiene cuerda para rato. La actuación, de unas dos horas, estuvo constantemente sazonada de humor y auténtica empatía con el público- con ayuda de Elroy Finn que oficiaba de traductor- sobre todo por parte del cantante principal y guitarrista Neil Finn, elegante con un traje blanco y botas, y su compañero fundador, el bajista Nick Seymour, igual de ilustre con su kilt escocés en honor a sus raíces. Si bien el hermano de Neil, Tim, ya no está en la banda, todo ha quedado en casa: Liam Finn en la guitarra y la voz, su hermano Elroy en la batería- ambos han vivido y respirado Crowded House desde que eran pequeños- y completando el equipo, el reputado músico Mitchell Froom, quien produjo muchos de los primeros éxitos de la banda y tocó en discos de Dylan, Roy Orbison o Peter Gabriel, ahora en los teclados después de numerosas peticiones de Neil Finn.

Fue un set de continuos éxitos, todos cantados por Neil- en perfecta armonía vocal junto a todos los integrantes salvo el teclista, al modo de sus referentes Beatles y Beach Boys–  salvo Goodnight Everyone: allí estuvieron Distant Sun, Fall at your Feet – en la que, tras terminar, escuché cómo un padre emocionado le apuntaba a su hijo pequeño cómo tenía todavía el vello de punta- Four Seasons in One Day, Weather With You, Something So Strong y el imprescindible Don’ t Dream It’s Over, pero también dejaron hueco para canciones de su reciente álbum Dreamers Are Waiting– personalmente creo que los últimos de Finn en solitario son superiores- como To the Island o la citada Goodnight Everyone, lo que hizo que se echaran en falta joyas como Into Temptation o You´re not the girl you used to be.

En todo caso, no se puede acusar al grupo de conformista: las canciones en directo siguieron una vida propia y completamente distinta a la habitual de cuatro minutos, con finales muchos más extensos, bien con solos de guitarras, invitaciones hacia el público para corear, o incluso intercaladas con otras clásicas como en el caso de la jazzistica Sister Madly- que en la versión original incluía un solo de Richard Thompson- acompañada de un imprevista versión de Aquarius del musical Hair o Chocolate Cake que introdujo Golden Years de David Bowie. No hay que olvidar que Neil Finn es tan buen guitarrista que reemplazó nada menos que a Lindsay Buckingham por un tiempo en Fleetwood Mac en 2018, y su hijo Liam, que ahora tiene la misma edad que su padre cuando la banda se despidió por primera vez en 1996, también ha heredado su virtuosismo.

En los bises Neil cambió de guitarra a teclados y continuó con otras cuatro canciones, incluídas versiones de Heroes y la improvisada Quicksand, ambas de Bowie, para cerrar el espectáculo con Better Be Home Soon e invitar nuevamente a la enorme multitud a terminar la canción a todo pulmón. Solamente la fuerte conexión familiar, unida a la experiencia acumulada, fueron motivos suficientes para que Crowded House  enganchara fácilmente a su audiencia, que probablemente esperaba al salir, tras tantas ráfagas de dopamina, que no volviera a pasar otra década para verles de nuevo.

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