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Cat Power- Sun

A Cat Power le pasa como a los gatos; sobrevive a cualquier tipo de caída, por muy alta que sea. A pesar de  haberse pegado batacazos emocionales durísimos durante toda su vida, Chan Marshall siempre vuelve a nacer con cada trabajo que publica. En 2006 dejó claro quién era la que mandaba con su séptimo disco, The Greatest, y ahora en su novena entrega, Sun (Matador), la felina ha echado mano de sintetizadores, cajas de ritmo y filtros vocales para sonar más domesticada que nunca.

Canciones como Sun pueden llevarnos a pensar que estamos ante su álbum más luminoso, que lo es (‘Here comes, here comes, here comes the sun. It’s hot, it’s hot, and close to us’), pero ojo que si te acercas demasiado a estas canciones puedes llegar a quemarte (‘You come too close, and all is burning’). Pero no nos engañemos, Marshall sigue teniendo ese carácter nocturno que le hace salir durante la noche para luchar contra ella misma, como nos cuenta en 3.6.9. Es una obra menos depresiva y más peleona que las anteriores. En Peace and Love (un título inspirado en el tema Funkier Than a Mosquito’s Tweeter, que Chan ama desde que lo escuchó en la voz de Nina Simone), saca a relucir sus dos caras; desde el buen rollo hasta los zarpazos que le mete a determinadas injusticias sociales. El pelo se le eriza en el corte más latino e inesperado de todo el disco, Ruin (‘Bitching, complaining when some eople who ain’t got shit to eat. Bitching, moaning, so many people you know they got’).

Esta vez tenemos enfrente a la Cat Power más casera y contenida que se ha visto jamás (ya tiene 40 años, como ella dice), pero su espíritu sigue siendo guerrero e inconformista (‘You’ve got your own voice, so sing. You’ve got two hands, let’s go and make anything. We all got rules, we all have to break). Se acabaron las lamentaciones, toca levantar la cabeza y encajar los golpes. Sabe que va a seguir cometiendo errores, pero ahora está dispuesta a plantarles cara con la decisión que siempre le ha faltado.

Sun no es un disco de separación, sino un álbum que propició una separación. En Cherokee vuelven a aparecer sus frustraciones amorosas (‘Never knew love like this. The wind, moon, the earth, the sky. Sky so high. Never knew pain like this Everything die, then die’), pero, en vez de desmoronarse (lo dejó con su novio durante la elaboración del disco), se llena de valentía. Chan ha cambiado y ahora incluso se deja acariciar, pero no hay que olvidar que la felina puede revolverse en cualquier momento y desafiarte con la mirada (‘Look in my eyes and see the one. Funny nonsense, on and on’). También hay tiempo para la caza y no ha dudado en capturar a la iguana, Iggy Pop, que colabora en Nothin But Time.

Está claro que es cuestionable muchas veces el uso que hace del Auto-Tune, también puede sonar por momentos sobreproducido, pero su primer acercamiento a la electrónica ha sido notable y sus temas siguen sonando arrebatadores. De las mezclas se ha encargado Philippe Zdar, con el que quería trabajar desde que escuchó Hot Sauce Committee Part Two, el último disco de los Beastie Boys.

Otra vez la gata ha vuelto a cruzar la calle sin mirar hacia los lados, y van unas cuantas.

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