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Brett Martin – Hombres fuera de serie

brettmartin_hombresfueradeserieBrett Martin, corresponsal de la revista GQ y colaborador de distintas publicaciones como Vanity Fair o The New York Times, define la transformación que las series de televisión sufrieron a finales de los 90 como la tercera época dorada “tras el florecimiento creativo de los primeros tiempos del medio y el breve periodo de excelente calidad de las cadenas durante la década de los 80”. Fue entonces, en los ochenta, cuando se estrenaron series como Treinta y tantos, Canción triste de Hill Street y St. Elsewhere. Todas ellas agujerearon algún tipo de barrera. La aparición en 1999 de una serie como Los Soprano en el canal de pago HBO terminó revolucionándolo casi todo, desde el objetivo marcado por la cadena -amarrar a cierto segmento de espectadores restando importancia al número de ellos- hasta elegir como protagonista a un cabronazo sin apenas escrúpulos al que la audiencia terminaría venerando. Después llegarían muchos más y no solo en HBO -Al Swearengen, Dexter Morgan, Don Draper, Walter White-, todos ellos magnéticos, oscuros, irresistibles.

Brett Martin escribe bien sobre todo ello, a veces desde posiciones privilegiadas: en 2007 fue contratado por la HBO para escribir una guía de lo que sucedía tras las cámaras de Los Soprano. Allí pudo comprobar sin filtros el negro efecto que en algunos actores supone interpretar a personajes tan reales y poliédricos, rebosantes siempre de presión. De hecho, Hombres fuera de serie (Ariel, 2014) empieza con la desaparición de James Gandolfini (Tony Soprano) durante unos días cruciales de rodaje. Otro de los más afectados fue Andre Royo, que interpretaba al memorable drogadicto Bubbles en The Wire: “El espacio que le quedaba a mi personaje no era muy agradable. Se me acercaban muchos yonkis y pocas o ninguna zorra. En la tercera temporada bebía mucho. Estaba deprimido. Miraba los guiones y pensaba: ¿Qué me toca hoy? ¿Colocarme o empujar ese puto carrito?”.

Los guionistas y directores, los verdaderos protagonistas de todo esto, parecen frecuentemente sacados de bocetos abandonados de sus creaciones. David Simon, David Chase, Matthew Weiner y un largo etcétera se muestran muchas veces intratables, merecedores de premios y reverencias, sí, pero también de alguna que otra paliza. En la otra punta se sitúan showrunners como Vince Gilligan, creador de la exitosa Breaking Bad y, al parecer, líder de uno de los equipos televisivos más felices y risueños que se recuerdan. Hay en Hombres fuera de serie muchas más historias y datos que probablemente son desconocidos por gran parte de la audiencia. ¿Sabían, por ejemplo, que la HBO rechazó Mad Men y Breaking Bad mientras daban luz verde a Lucky Louie o Dime que me quieres? En estas casi cuatrocientas páginas también se nos recuerda algo en lo que tal vez no habíamos reparado aún. Lo cuenta Vince Gilligan hacia el final del libro: “Hay que tener en cuenta que la peor serie de televisión que puedas imaginar ha sido extraordinariamente difícil de rodar“. Intentaremos tenerlo en cuenta.

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